Capítulo 2.
Cada vez que recuerdo cada uno de esos
momentos es como si los volviera a vivir. Las sensaciones, las vuelvo a sentir
tan vivas y espontaneas como en esa época. Nos quedamos dormidos en el piso de la
sala de estar. Ella despertó y me empujo, yo me sorprendí por su reacción. Se metió
corriendo a su habitación, me quede un momento en el mismo lugar, pero termine
yéndome a arreglar para el trabajo. No tarde ni treinta minutos cuando ya
estaba listo. Atando el reloj a mi muñeca pude ver que había comida sobre la
mesa. Un desayuno sencillo, huevos y jugo de naranja.
Me acerque a la mesa y mire todo. Había
una nota, con una figura de conejo cargando una cesta de fresas, escrita con
tinta morada. La tome y desprendía un olor algo curioso. Una palabra, era lo
único escrito.
“Gracias…”
Su juego de notas siempre fue divertido
para mí. Era algo nuevo y cada vez que encontraba alguna sonreía como un tonto.
Guarde cada uno de ellas en el cajón de mi escritorio, siguen ahí, todas y cada
una de ellas. Es curioso cómo puedes encontrar cosas tan pequeñas pero nunca
darte cuenta de lo más grande. O tal vez solo yo tengo ese problema.
Los días a lado de MingHwa fueron los
mejores, únicamente para mí. Nunca me di cuenta cuando fue que comenzó esa
tortura para ella. Nunca supe en que momento la comencé a llamarla “mi amor”
sin saber el verdadero significado de esa frase y cuánto daño le hacía. No
sabía que sentía por ella y sigo sin saberlo pero de lo que sí puedo estar
seguro es que nunca quise herirla.
Adoraba verla dormida en la mesa, esperándome
con la cena fría. Lo sé, se escucha feo y desgraciado, pero de verdad me
gustaba verla ahí todas las noches. La cargaba y la metía a su cama. Nunca
dormimos en la misma, me odiaría despertarla por las mañanas. Pero siempre me
comía lo que ella preparaba, no al momento, pero lo comía.
Cuando llegaba a la oficina a las 8 en
punto me llamaba. Me gritaba y me reprochaba el no avisarle nada. Podía
imaginarme ese puchero en su cara, nunca lo vi, por eso solo lo imaginaba.
Todos los días lo hacía y yo solo le deseaba un buen día. Después de eso me iba
a juntas, comidas y cosas que consumían mi día por completo.
Cuando anunciaron el cambio de presidente
me mantuve más ocupado. No llegaba a casa por uno o dos días, no le llamaba.
Solo sabía que ella y su madre preparaban la boda. Nos casaríamos dos días
antes de la junta para hacerme el nuevo presidente. Ellos lo planearon, nunca
nos preguntaron si nos parecía bien. Que va, hacían de nuestra vida lo que
ellos querían.
De alguna manera, me vi con una semana
libre por las tardes. Y decidí pasarlo únicamente con ella. Paseamos por la
cuidad, comimos helado en una plaza y fuimos al parque de diversiones. Recuerdo
que me divertí como un niño pero no fui capaz de saber si ella realmente lo
disfruto como yo. Esa semana paso muy
rápido para mi gusto, aun que hicimos muchas cosas, no fue suficiente. Regrese
a mi rutina habitual, no me sentí mal, la costumbre es muy fuerte.
Seguí estando ocupado para ella y
aunque fuese a visitarme a la oficina nunca estaba. Cuando llegaba solo
encontraba sus notas.
“Hoy también estas ocupado… te veré
luego…”
Yo solo suspiraba, guardaba la nota y
regresaba al trabajo. Lo sé, fui un idiota. No hice nada para remediarlo y me
arrepiento. Pero era mi trabajo, tenía una promesa que cumplir, tenía que estar
ahí. Debí estar con ella y no lo sabía hasta que paso…
Abrí lentamente el sobre, había un
silencio total en el departamento. Ese sobre gris me intrigaba demasiado. Saque
lentamente la hoja blanca y la desdoble, estaba escrita con tinta negra. Era
simple a primera vista pero horrible al leerla. Y la llame por tercera vez
cuando comencé a leer.
“Mi
muy querido amor.
Estas
palabras son las últimas que te daré… pues esta noche me voy. Soy muy cobarde
para decírtelo de frente ¿lo has notado? Nunca te he dicho lo que he querido
más que esa noche en tu oficina que te pedí viviéramos juntos. Tú nunca
preguntaste porque lo había hecho y supongo que ahora te lo preguntas.
Desde
que te conocí me gustaste, si yo te conocí antes de que tú supieras de mi
existencia. Mis padres me dijeron que no tenía que esforzarme en los estudios
ya que la persona que se haría cargo de todo sería mi futuro marido. Eso me dio
mucho coraje y les demostré que podía ser la mejor persona para ocupar el cargo
de la compañía. Obtuve becas y me fui al extranjero a estudiar. Al igual que tú
me gradué siendo la mejor de mi facultad, pero a eso, nadie le dio importancia.
El
día que decidí vivir contigo fue simplemente para vengarme. Planeaba hartarte y
hacerte desaparecer. No pude, tú no me dejabas hacerlo. Me enamore. Caí
enamorada de ese tú que creo no conoces. Ame a ese tú que aparecía
espontáneamente ante mis ojos y me daba alegrías.
Esa
noche que me encontraste llorando fue de arrepentimiento. Me había dado cuenta
de mis sentimientos y temí perderte. Te roge no abandonarme y te quedaste ahí.
Por eso comencé a valorar más nuestra vida juntos. Pero tú nunca lo supiste.
Siempre en tu trabajo, siempre ocupado, siempre distante.
Esa
semana en la que estuvimos juntos, en la que yo era alguien para ti, fue la
mejor de mi vida. Por fin pude verte a la luz del sol, pude verte vestido de
forma casual y pude verte sonreír. Sabía que duraría muy poco y algo dentro de
mi pecho se quebró.
Por
eso, decido dejarte y solo quedarme con las cosas buenas. No quiero sentir más
dolor, mas soledad. Odio estar en casa sin ti, no sentirme cargada por ti en la
noche. Odio cocinar para nadie y terminar tirando todo a la basura. Lo odio…
Prometo
no amar a nadie más… serás la única persona dentro de mi corazón durante toda
la eternidad… Mi muy amado JongHyun…
promete no olvidarme… que aunque yo no esté aquí seguiré a tu lado… Jonghyun…
amor mío… perdón…”
Termine de leer y mi mente quedo en
blanco. Tenía que correr a ella, eso lo sabía, pero un terror horrible apareció
en mi cuerpo. Me quede quieto y solo fije mi mirada al pasillo que daba a las
habitaciones. Dude un poco, pero me levante como pude.
Mis piernas temblaban y mis manos
sudaban. Me pare frente a su puerta y una luz escapaba por la parte de abajo. Trate
de acomodar las palabras en mi mente, escoger un buen discurso para evitar que
se fuera, pero me di por vencido.
Llame a la puerta y no obtuve
respuesta. Llame por segunda vez y puse mi mano en la manija. Le di vuelta
abriéndolo lentamente, asome mi cabeza y dije su nombre. La vi recostada dando
la espalda a la entrada. No quería despertarla así que entre y me acerque con
cuidado. La mire y ella tenía los ojos cerrados. Seguí caminando pero algo en
su rostro me decía que no estaba bien. Di un paso más y escuche algo extraño.
Mire el piso y lo vi.
Había un gran charco de sangre. Me
alarme y quite de ella la cobija que la cubría. Lo que vi, fue lo más espantoso
que pude a ver visto en toda mi vida. Tenía todos los brazos abiertos, cortadas
profundas y largas. La tome entre mis brazos y le hable, le grite, roge que no
fuera cierto. No respondió, me abandono y solo me dejo su cuerpo sin vida y una
gran culpa.
No recuerdo que paso después, comprendí
que estaba en su funeral cuando decidí volver a la realidad. De nueva cuenta me
vi entre gente desconocida. Esta sentado en una esquina, cuando alguien llego y
puso un café entre mis manos.
-Y dime Kim JongHyun- Lo escuche
hablarme- ¿qué haremos contigo?...
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